Albaricoque

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El albaricoque también es conocido con otros nombres comunes como damasco, durazno, albergero, albérchigo o chabacano, pero su nombre científico es prunus armeniaca. 

Es un árbol caduco de copa voluminosa y redondeada que puede crecer hasta los 10m de altura gracias a su profundo y extenso sistema radicular. Sus ramas jóvenes son rojizas y extendidas, las ramas secundarias son cortas, divergentes y escasas. Sus flores son grandes, hermafroditas, blancas o ligeramente rosadas. Sus frutos son drupas globosas u oblongas, de color amarillo. La piel es anaranjada, y se tiñe de rojo cuando se expone al sol. 

Su cultivo en España, el tercer productor mundial de albaricoques, ocupa una superficie de 20.000 hectáreas, aproximadamente, con una producción de unas 20.000 toneladas. Las zonas de costa mediterránea como Murcia y Valencia son las principales cultivadoras, así como otras zonas con menor extensión como Aragón, Baleares y Albacete.

Hay muchas variedades de albaricoque, cada una específica de la zona dónde se adaptaron inicialmente. A nivel nacional, se cultiva Búlida y Canino. Algunos ejemplos de variedades de zonas geográficas específicas son el Currot, Mauricio, Palau, Rojo de Carlet o Moniquí.